¿Qué Es Una Experiencia Psicodélica?

Los psicodélicos están experimentando un auge tanto en la cultura como en la medicina, especialmente a medida que la legalización del cannabis se va extendiendo por el mundo. Pero ¿qué significan los efectos de estas drogas desde una perspectiva científica, filosófica y religiosa? Y ¿qué ofrece la experiencia psicodélica para la condición humana?

Las experiencias psicodélicas siempre se han visto con cierto escepticismo o con un rechazo absoluto, pero la era moderna está demostrando que, en general, esas experiencias no solo no suponen una amenaza para la vida, sino que además podrían ofrecer soluciones terapéuticas.

Es probable que la segunda y tercera décadas de este siglo se conozcan como la época en que las sustancias psicodélicas por fin volvieron a ser legales. Incluso en la actualidad, la experiencia psicodélica ya no se considera el refugio solitario de los marginados, ni un asunto exclusivo del mundo de la investigación académica, sino que es contemplada como una herramienta fundamental en las prácticas clínicas. De hecho, la terapia psicodélica se utiliza cada vez más.

Todo esto supone un cambio drástico con respecto a cómo se veían estas drogas en el pasado. La literatura ha popularizado el consumo de psicodélicos en distintos momentos de la historia, y más recientemente en los años 60 y 70. Después de ese período, la “guerra contra las drogas” prohibió estas sustancias prácticamente en todo el mundo, excepto en lugares concretos como Israel, donde se llevó a cabo la primera investigación psicodélica moderna para entender cómo funcionan desde una perspectiva médica y científica.

A continuación vamos a ver en qué se caracteriza la experiencia psicodélica, las distintas sustancias que dan lugar a este fenómeno, y las implicaciones religiosas, filosóficas y científicas del mismo.

¿QUÉ SON LAS DROGAS PSICODÉLICAS?

Los psicodélicos pertenecen a una categoría más amplia de sustancias, conocidas como alucinógenos.

Estas drogas producen cambios en la percepción, el estado de ánimo y los procesos cognitivos, y afectan a todos los sentidos, desde la percepción del tiempo a la vista. En su nivel más extremo, pueden hacer que la gente alucine, es decir, que vean o escuchen cosas que en realidad no están ahí.

Las sustancias psicodélicas que se consumen con más frecuencia son:

• LSD: la dietilamida de ácido lisérgico se elabora con un hongo parásito del centeno. Esta sustancia está considerada como un psicodélico “clásico”, debido a sus efectos e importancia cultural.
• Psilocibina: otro psicodélico clásico, la psilocibina es el compuesto que está presente en las setas alucinógenas. Nuestro cuerpo la convierte en psilocina, que es lo que produce la experiencia psicodélica. Los hongos psilocibios crecen en todo el mundo y se han utilizado a lo largo de la historia por parte de numerosas culturas.
• Mescalina: esta sustancia psicodélica clásica proviene de los cactus mexicanos como el peyote y el San Pedro, por nombrar dos ejemplos. También tiene una larga historia de consumo con fines espirituales en México y el suroeste de Estados Unidos.
• DMT: para completar la categoría de psicodélicos clásicos tenemos la dimetiltriptamina, que es el compuesto activo del famoso brebaje ayahuasca. Para algunas personas es la droga psicoactiva más potente del mundo, ya que es capaz de inducir visiones y encuentros con seres de otro mundo.
• Ketamina: esta droga se consume en las fiestas con fines recreativos. Pero algunos estudios están empezando a indicar que, cuando se toma bajo supervisión médica, podría combatir la depresión grave y otros trastornos del estado de ánimo.
• MDMA: el “éxtasis” es una droga de fiesta muy popular, conocida por potenciar las sensaciones de amor, empatía y conectividad. Se está investigando por sus posibles aplicaciones en un contexto terapéutico, con resultados muy prometedores.

¿QUÉ EFECTOS PRODUCEN LAS DROGAS PSICODÉLICAS?

Independientemente de cuánto se les haya demonizado, estas sustancias están rodeadas de mucha desinformación. En comparación con otras drogas (incluso los medicamentos legales con receta), numerosos psicodélicos presentan un riesgo muy bajo de crear dependencia y adicción, a excepción de la ketamina y la MDMA. Además, muchos de ellos han sido utilizados con fines terapéuticos o espirituales durante miles de años por parte de poblaciones indígenas.

Aunque, en general, las sustancias psicodélicas se consideran “seguras”, siguen siendo peligrosas si se consumen de forma indebida. El LSD produce unos efectos psicológicos sumamente fuertes, y la ketamina y la MDMA pueden tener consecuencias físicas muy peligrosas.

En general, los efectos de este variado grupo de drogas alteran la percepción del entorno del consumidor, así como sus pensamientos y sentimientos. El concepto de “viaje” o “experiencia psicodélica” abarca diversas sensaciones que se experimentan a menudo y que incluyen sentimientos intensificados y fenómenos sensoriales, como que los colores parezcan más vivos, los sonidos más graves, y que el tiempo transcurra de forma muy lenta o muy rápida.

Desde el punto de vista físico, no existe un grupo de efectos que sea característico de los psicodélicos. Los clásicos (psilocibina, mescalina, LSD y DMT) suelen producir muy pocos efectos físicos. En cambio, la ketamina y la MDMA ejercen sus propios efectos corporales muy pronunciados.

¿POR QUÉ SE LLAMAN “PSICODÉLICOS”?

El término “psicodélico” fue acuñado por Humphry Osmond, un psiquiatra que utilizó este vocablo en su correspondencia con Aldous Huxley. Se deriva de las palabras griegas “psiké” (mente) y “deloun” (hacer visible, manifestar). Por lo tanto, se podría decir que “psicodélico” significa “manifestación de la mente”.

Curiosamente, la palabra inglesa “trip” (que significa “viaje psicodélico” o “tripar”) fue acuñada en los años 50 por los científicos del ejército de EE.UU. cuando experimentaban con el LSD.

¿QUÉ ES LA EXPERIENCIA PSICODÉLICA?

Una experiencia psicodélica es un estado temporal de conciencia alterada, generalmente derivado del consumo de una sustancia psicodélica. Estas experiencias pueden ser extremadamente agradables, o sumamente aterradoras.

Un aspecto importante de las experiencias psicodélicas son las alteraciones visuales. Los consumidores suelen experimentar la formación espontánea de patrones geométricos complejos en movimiento, que se intercalan con objetos de su entorno físico real. Cuando cierran los ojos, esta acción se traduce en una distorsión del “mundo interior”, es decir, de la conciencia de la persona.

Esta experiencia no es necesariamente alucinógena (que es cuando alguien “reimagina” su entorno de forma parcial o total), pero suele ocurrir especialmente con dosis altas y con la DMT.

UNA PERSPECTIVA RELIGIOSA

Entre las drogas que se toman para provocar experiencias psicodélicas, hay algunas sustancias naturales que se han consumido tradicionalmente por parte de numerosos grupos y personas, como las tribus mesoamericanas y los pueblos asiáticos, o los chamanes y los druidas.

Alan Watts, un escritor británico, comparó la experiencia psicodélica con las transformaciones de la conciencia que se llevan a cabo en el taoísmo y el zen. Watts describe la experiencia como una “corrección de la percepción errónea o la curación de una enfermedad (…) no un proceso adquisitivo para aprender más cosas o adquirir más habilidades, sino más bien para desaprender opiniones y hábitos equivocados”.

INTENTOS DE LEGALIZACIÓN POR MOTIVOS RELIGIOSOS

Hace treinta o cuarenta años, la Unión Americana de Libertades Civiles era el único grupo nacional de Estados Unidos que defendía la libertad religiosa de los nativos americanos para consumir peyote. A medida que la legalización del cannabis se ha ido expandiendo, también se han intentado legalizar algunos psicodélicos con fines tanto medicinales como religiosos. En la actualidad, existe una coalición interreligiosa que aboga por el consumo de enteógenos (sustancias que intensifican las experiencias espirituales) como derecho religioso garantizado por la constitución de EE.UU.

Lo más sorprendente de este movimiento es que sus defensores se identifican como miembros de las religiones predominantes. Por ejemplo, hace tiempo que los ritos judíos incorporaron las sustancias psicodélicas en sus círculos de oración y rituales del Sabbat.

Fuera de EE.UU., este enfoque no se ha utilizado mucho como defensa legal, y hay muy pocos movimientos que promuevan una reforma basándose en esos motivos.

Dicho esto, ahora que la legalización del cannabis está más normalizada, se han puesto en marcha otros proyectos interesantes en este campo. En Israel, el hogar de la investigación moderna de la marihuana medicinal, la aceptación del cannabis kosher por fin está ganando terreno. Se ha dado permiso a la primera empresa para proporcionar cosechas cultivadas de forma especial a los judíos ortodoxos.

UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICA

El consumo de psicodélicos por motivos filosóficos es una consecuencia directa de la contracultura de los años 60 y 70. De hecho, los escritores de esa época fueron en gran parte quienes dieron credibilidad a la experimentación con psicodélicos como método para entender mejor la condición humana a través del análisis del yo.

Algunos filósofos, como el Dr. Timothy Leary (que también participó en la investigación del LSD del gobierno estadounidense) y los escritores Ken Kesey, Aldous Huxley y Robert Hunter, popularizaron estas drogas entre los sectores más progresistas de la sociedad. Sin embargo, existen opiniones diversas sobre la influencia de estos filósofos en la legislación sobre drogas. Leary fue incluso contratado por Huxley, la noche que Kennedy ganó las elecciones de 1960, para popularizar el consumo de nuevas drogas psicodélicas.

Uno de los escritores más famosos que se centró en los psicodélicos de esa época fue Terence McKenna. McKenna era un filósofo, autor e investigador que dedicó su vida a estudiar el chamanismo, la espiritualidad y la etnofarmacología.

UNA PERSPECTIVA CIENTÍFICA

A lo largo de la historia han tenido lugar varias olas de curiosidad científica por los psicodélicos. El primer periodo de investigación intensa tuvo lugar a finales del siglo XIX y principios del XX. Los científicos han tratado de explicar las experiencias psicodélicas por medio de diversas teorías y modelos, pero todavía no existe una taxonomía estándar. A continuación vamos a ver dos perspectivas científicas sobre el estado del cerebro bajo la influencia de los psicodélicos, o la experiencia psicodélica.

TEORÍA DE LA FILTRACIÓN

Popularizada y ampliada por Aldous Huxley y Humphry Osmond a mediados del siglo XX, la teoría de la filtración propone que el cerebro “se filtra” a sí mismo de forma automática, y que los psicodélicos permiten acceder a todo el cerebro sin filtros.

Curiosamente, la investigación científica moderna ha encontrado pruebas que respaldan lo que en un principio no eran más que especulaciones derivadas de la experiencia subjetiva. Se cree que una región del cerebro, conocida como red neuronal por defecto, podría filtrar las experiencias de una persona. Se ha demostrado que los psicodélicos quizá podrían ser capaces de influir en esta parte del cerebro de tal forma que puede ser “reiniciado” (Hamilton et al., 2011).

ESTADO DE CONCIENCIA ELEVADO

Otra idea popularizada durante este período es que una experiencia psicodélica produce una intensificación no específica de los procesos mentales inconscientes.

La ciencia ha establecido que las regiones del cerebro asociadas a la conciencia presentan una mayor actividad bajo los efectos de los psicodélicos. En sus propios términos, los científicos han afirmado que los psicodélicos “elevan la conciencia” (Schartner et al., 2017).

DISTINTAS PERSPECTIVAS, RESULTADOS PARECIDOS

Dado que el interés en las sustancias psicodélicas parece estar experimentando un resurgimiento, es probable que pronto entendamos mejor (desde el punto de vista material) lo que en realidad ocurre cuando la gente consume este tipo de drogas. En cualquier caso, independientemente de las formas en que se haya explicado o entendido la experiencia psicodélica, todos los descubrimientos y resultados tienden a girar en torno a los mismos principios.

Los fenómenos más comunes al tomar estas sustancias son una conectividad intensificada, un sentido de aceptación y unidad, y la disolución del ego, junto a una sensación general de conciencia elevada.

Las formas en que estas experiencias podrían utilizarse para combatir enfermedades graves, como la depresión o el TEPT, pertenecen a un nuevo capítulo de la historia. Pero es posible que las observaciones de quienes consumen psicodélicos por motivos religiosos, y de quienes los han investigado desde un punto de vista filosófico, se parezcan mucho a los resultados de la investigación científica cuantitativa.

Por todas estas razones, las próximas décadas serán muy interesantes a medida que el ser humano amplíe sus conocimientos sobre lo que es la experiencia psicodélica, para qué es beneficiosa, y cuál es la mejor forma de usarla para impulsar la experiencia humana.